Increíble, amazing. Lo que hizo Juan Martín Del Potro en Estados Unidos es algo espectacular, y él es argentino. El tandilense se consagró campeón del US Open, último Grand Slam del año, cosa que había conseguido solamente Guillermo Vilas en el año 1977 tras vencer en la final al legendario Jimmy Connors. Hoy, Juan Martín Del Potro venció en una memorable final al mejor tenista de todos los tiempos, el suizo Roger Federer. Y si esto les parece poco, en la semifinal dejó en el camino con un contundente triple 6-2 a Rafael Nadal, ahora número dos del mundo.
Hablando específicamente de la final, el tandilense empezó desconcentrado, perdiendo el primer set por 6-3, y comenzando el segundo con un quiebre en contra. Todo parecía indicar que Federer se llevaría el torneo con facilidad, pero ante la adversidad, Del Potro sacó a relucir su mejor tenis y forzó un tie break para quedarse con el segundo parcial. El tercer set empezó parejo, pero un par de pelotas malas y toda la magia del suizo hicieron que se llevara el tercer set por 6-4. Y otra vez en desventaja, la torre de Tandil luchó para no perder esta final con la que tanto había soñado, forzando nuevamente otro tie break y quedándose con el cuarto set. Tras 3 horas y media de partido, se daba inicio a la última manga, instancia definitiva para esta final, y aquí se vio lo mejor de Del Potro, donde empezó sacando y enseguida quebró el saque del suizo para ponerse en ventaja. Así, mantuvo su saque y sacó para partido, logrando su tan deseado Abierto de los Estados Unidos. El resultado final fue 3-6, 7-6 (7-5), 4-6, 7-6 (7-4), 6-2.
Las claves de la victoria fueron golpes fuertes, planos como se caracteriza el tandilense, saques potentes haciendo difícil quebrar su saque y una tarde un poco gris del suizo. Este cúmulo de factores hicieron que Del Potro se corone campeón en su primer final de Grand Slam, ganando alrededor de 2 millones de dólares, un auto, el cariño del público y un avance al 5to escalón en el ranking de ATP.
La alegría del pueblo argentino es imposible de ocultar, más aun, conciendo la situación penosa que está atravesando el seleccionado de fútbol, aferrarse al triunfo de Juan Martín es inevitable.
La torre de Tandil sigue creciendo, y esperemos que no tenga techo. Ojalá, en el futuro cercano, podamos tener al primer número 1 del mundo en nuestra historia tenística.
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