Sólo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuan buena y hermosa es la vida. Vivid, pues, y sed dichosos, hijos queridos de mi corazón, y no olvidéis nunca que hasta el día en que Dios se digne descifrar el porvenir al hombre, toda la sabiduría humana estará resumida en dos palabras: ¡Confiar y esperar! "
viernes, 20 de noviembre de 2009
Lo no compartido
Escucho tu voz y una corriente eléctrica recorre mi cuerpo.
Entro en un estado de frenesí total, tiemblo unos segundos y recobro la compostura.
Mi voz se torna entrecortada por los nervios y la ansiedad que provoca tu falsa presencia.
Una lágrima de emoción acompaña mi sonrisa, el lamento me llena por tu ausencia y la tristeza que me rebalsa por lo no compartido.
Me encuentro sentado frente a la ventana observando el gris de la ciudad, mirando el camino que hace pocos días recorría junto a vos, aunque tenerte lejos es menos desesperante y aun menos frustrante.
La ciudad te extraña, donde dejaste algo de amargura y algo abierto que no sé si cerrará.
La tristeza de lo no compartido.
Algunos sentimientos son únicos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Hola, bonito post, pues si que te engancha.
saludos.
muy bueno aguu... gusto gusto..
Me gusta lo que has escrito.
Publicar un comentario