Sólo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuan buena y hermosa es la vida. Vivid, pues, y sed dichosos, hijos queridos de mi corazón, y no olvidéis nunca que hasta el día en que Dios se digne descifrar el porvenir al hombre, toda la sabiduría humana estará resumida en dos palabras: ¡Confiar y esperar! "
lunes, 16 de noviembre de 2009
Deseos
Que las lágrimas derramadas, humedezcan el desértico vacío.
Que las sonrisas esparcidas, alegren mi corazón en pena.
Que la suavidad de tus manos, alcancen los rincones más profundos de mi cuerpo.
Que el brillo de tus ojos, me ilumine en los momentos de oscuridad.
Que el sonido de tus palabras, endulcen mis oídos repletos de agriedad.
Que el calor de tus labios, haga arder mi boca mortecina.
Que el color de tu pelo, embellezca el gris de mi ser.
Que la pluma con la que escribo, escriba mi destino, y que éste no sea otro más que junto a vos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario