Sólo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuan buena y hermosa es la vida. Vivid, pues, y sed dichosos, hijos queridos de mi corazón, y no olvidéis nunca que hasta el día en que Dios se digne descifrar el porvenir al hombre, toda la sabiduría humana estará resumida en dos palabras: ¡Confiar y esperar! "
Blogesfera
miércoles, 19 de octubre de 2011
Mi filosofía
No todo lo que reluce es oro, ni toda la gente errante anda perdida. A las raíces profundas nunca llega la escarcha, el viejo vigoroso no se marchita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario